A sabiendas de que son muchos los lugares en donde se ha hacho lectura comunitaria de su 'Libro de la Vida', y ahora 'Camino de Perfeccion' (y muy bien organizados) nos parece apropiado dedicar este espacio a recordar a Teresa, en su encanto y su figura! Su sentido de la practicidad, su determinacion, su alegria, su carisma, su doctrina...en fin, todos los atributos con que nuestro buen Dios la engalanó y en ella, a todos sus hijos, y a la Iglesia toda. Todo ello, y lo que llevamos en el corazon, como acompañamiento y aporte a este Camino hacia el V Centenario de su Natalicio. Algo así, como una andadura fraterna y gozosa, en la que todos sus hijos, hablando de ella, hacemos que su recuerdo nos refresque el alma, mientras llegamos juntos a Su Fiesta!

ABRAZO EN JMJT!

domingo, 29 de agosto de 2010

LA PASIÓN DE TERESA POR LA VIDA



A Teresa de Jesús le gustaba gozar y disfrutar lo que hacía, no se le escapaba la vida de las manos, su estilo de vivir, curiosamente, la multiplicaba. Parece como si exprimiera el tiempo, como si le sacara jugo ... minuto a minuto. Seguramente aprendió a ver el lado positivo a las cosas y acontecimientos, de modo que, aunque no hizo siempre lo que hubiera escogido, escogió hacerlo lo más gustosamente que pudo.


Teresa de Jesús amó apasionadamente:


A Jesús:

"Llegada una persona aquí, no es sólo deseos los que tíene Dios... No se le pone delante cosa en que piense le sirve a que no abalance. Mujeres eran otras y han hecho obras heroicas por amor Vos... Fortaleced, Señor, mi alma y disponedla primero, Bien de todos los bienes y Jesús mío, y ordenad luego modos como haga a por Vos, que no hay ya quien sufra recibir tanto y no pagar nada" (V. 21,5)

A su familia:

"Acuérdome que, cuando salí de casa de mi padre, no creo sería más el sentimiento cuando me muera, porque me parece que cada hueso se me apartaba por sí, que, como no había amor de Dios que me quitase el amor de padres y parientes, era todo haciéndome una fuerza tan grande que, sí el Señor no me ayudara, no bastaran mis consideraciones para ir adelante." (V.4,1)

A sus amigos:

" ... no querría ver sino enfermos de este mal que estoy ahora. Suplico a vuestra merced seamos todos locos por amor de quien por vosotros se lo llamaron. Pues dice vuestra merced que me quiere, disponerse para que Dios le haga esta merced quiero que me lo demuestre." (V.16,6)

A la Iglesia:

"Toda mi ansia era y aún es, que pues el Señor tiene tantos enemigos y tan pocos amigos, que estos fueran buenos." (C1,2) "Está ardiendo el mundo, quieren tornan a sentenciar a Cristo... ¿ Y hemos de gastar el tiempo en tonterías? No es tiempo de tratar con Dios negocios de poca iniportancia." (C 1,5)

A la Naturaleza:

"Me aprovechaba ver campo, agua y flores, en estas cosas hallaba yo memoria del Creador porque me despertaban y servían de libro" (V. 9,5)

A la Vida:

"Sí, que no matáis a nadie, Vida de todas las vidas, de los que se fían de Vos y de los que os quieren por amigo, sino sustentáis la vida del cuerpo y se la dais al alma" (V8,6) "Querria tener mil vidas para emplearlas todas en Dios" (VI M 4,15)


fuente: Equipo de pastoral, Prov. Santa Teresa, España

sábado, 7 de agosto de 2010


Su vida infantil se desliza tranquila en Ávila y en su hogar, como ella dice, muy pronto comienza a sentir los efluvios del amor divino. Va pasando el tiempo y Teresa va haciéndose mujer. Tiene en sus años mozos ligeros devaneos: libros de caballerías, amistades frívolas, veleidades fugaces, sueños; pero el Convento de Santa Rita la alberga por algún tiempo para consolidar así su virtud y formación.

Abandona el mundo y en el Convento de la encarnación vistiendo la estameña blanca y parda del habito carmelitano, proyecta la reforma religiosa en la Orden en que había profesado.

Allí en las celdas conventuales, la Madre Teresa goza con sus arrobamientos y sostiene ardorosos coloquios con Jesús, y una vez templado su espíritu con la penitenta y la oración, marcha por caminos y ciudades fundando monasterios y reformando los ya existentes. Viaja incansable por tierras españolas, persiguiendo un altísimo ideal de fundaciones. No la detienen ni sus achaques de mujer madura, ni las nieves del invierno castellano, ni los calores del estío andaluz.

Toda la obra de Teresa, nació en el seno de Ávila, por ello sus calles y templos son reliquias perennes que tienen estampadas las huellas de sus sandalias.