A sabiendas de que son muchos los lugares en donde se ha hacho lectura comunitaria de su 'Libro de la Vida', y ahora 'Camino de Perfeccion' (y muy bien organizados) nos parece apropiado dedicar este espacio a recordar a Teresa, en su encanto y su figura! Su sentido de la practicidad, su determinacion, su alegria, su carisma, su doctrina...en fin, todos los atributos con que nuestro buen Dios la engalanó y en ella, a todos sus hijos, y a la Iglesia toda. Todo ello, y lo que llevamos en el corazon, como acompañamiento y aporte a este Camino hacia el V Centenario de su Natalicio. Algo así, como una andadura fraterna y gozosa, en la que todos sus hijos, hablando de ella, hacemos que su recuerdo nos refresque el alma, mientras llegamos juntos a Su Fiesta!

ABRAZO EN JMJT!

sábado, 30 de octubre de 2010


"Entre las virtudes de Teresa, brilló con luz propia la caridad divina. Este amor se fue avivando en ella gracias a las innumerables visiones y revelaciones con que Cristo la favoreció. Una vez el Señor la tomó por esposa. En otra ocasión Teresa vio un ángel que con un dardo encendido le transverberaba el corazón. De resultas de estas mercedes celestiales, sintió la Santa tan abrasadamente el amor divino en las entrañas, que, inspirada por Dios, emitió el voto, difícil en extremo, de hacer siempre lo que ella creyese más perfecto y para mayor gloria de Dios”

(Gregorio XV, Bula de canonización)

domingo, 24 de octubre de 2010


A Teresa y sus compañeras, estando un día en una iglesia, se les acerca un personaje extraño, harapiento, quizás un estudiante pobretón, preguntando de parte de un franciscano si necesitan algo. "Una casa", le contesta. Alonso de Andrade, como se llamaba, aparece al día siguiente con las llaves de una casa en alquiler. A boca noche del 13 de mayo de 1569 sale un pintoresco cortejo del Palacio de Mesa: tres mujeres cubiertas con mantos, un albañil y dos hombres cargados con cuadros de Cristo que la Santa ha comprado en un mercadillo. Se cree que la casa estaba en la hoy calle San Juan de Dios. Toda la noche estuvieron preparando la habitación que serviría de capilla. Cuando despunta el alba, con una campanilla de las de tañer en Misa, anuncian desde una ventana a todo Toledo que había un nuevo palomar de la Virgen, como llamaba a sus conventos. Se fundó en pobreza extrema, y pasaron hambre y frío.

En 1570, cuando trasladaron el convento a una casa de las buenas de Toledo, no podía creer que sus antiguos mercaderes le daban los 12.000 ducados del difunto, negados un año antes. La casa que compró era nueva. Las monjas andan mohínas porque ya no son pobres, pero han vuelto los amigos, y el pueblo las venera. Los patronos les prometen una iglesia en diez años. Esta casa tan maravillosa fue su quinta fundación y su verdadera quinta de descanso. En aquel tiempo San Juan de la Cruz, estará en la cárcel de Toledo, desde donde escribirá parte del Cántico espiritual, la más alta lírica escrita en castellano. Al fugarse, se refugiará en el convento de las descalzas.

En junio de 1577, dos años antes de su muerte, una Teresa cansada, vieja, calumniada y enferma vuelve a Toledo. Es una monja santa, llena de Dios que sabe que le queda poco que recorrer por los caminos terrenales. Escribe y recibe innumerables cartas. Su correspondencia llega a todos los estratos de la sociedad. Este año de reclusión forzosa fue el más intenso para la literatura teresiana. De una conversación con el padre Jerónimo Gracián nace el impulso para escribir lo que sería la obra mística más elevada. La convecen para que vuelva a escribir aquel Libro de la Vida. Cuando se edite, y hasta hoy, recorrerá el mundo en todas las lenguas con el nombre de Las Moradas o Castillo Interior. Si Teresa nació y renació en Ávila, si en tantas tierras nos dejó su huella…, lo mejor de sus escritos lo escribió en Toledo.

De: Asunción Aguirrezábal, "Tras las huellas de la carmelita más universal"

lunes, 18 de octubre de 2010

18 de octubre: San Pedro de Alcántara


Esto decía Santa Teresa de Ávila de San Pedro de Alcántara:

"Me dijo que en los últimos años no había dormido sino unas poquísimas horas cada noche. Que al principio su mayor mortificación consistía en vencer el sueño, por lo cual tenía que pasar la noche de rodillas o de pie. Que en estos 40 años jamás se cubrió la cabeza en los viajes aunque el sol o la lluvia fueran muy fuertes. Siempre iba descalzo y su único vestido era un túnica de tela muy ordinaria. Me dijo que cuando el frío era muy intenso, entonces se quitaba el manto y abría la puerta y la ventana de su habitación, para que luego al cerrarlas y ponerse otra vez el manto lograra sentir un poquito más de calor.

Estaba acostumbrado a comer sólo cada tres días y se extrañó de que yo me maravillase por eso, pues decía, que eso era cuestión de acostumbrarse uno a no comer. Un compañero suyo me contó que a veces pasaba una semana sin comer, y esto sucedía cuando le llegaba los éxtasis y los días de oración más profunda pues entonces sus sentidos no se daban cuenta de lo que sucedía a su alrededor.

Cuando yo lo conocí ya era muy viejo y su cuerpo estaba tan flaco que parecía más bien hecho de raíces y de cortezas de árbol, que de carne. Era un hombre muy amable, pero sólo hablaba cuando le preguntaban algo. Respondía con pocas palabras, pero valía la pena oírlo, porque lo que decía hacía mucho bien".

viernes, 15 de octubre de 2010


El 4 de octubre de 1582, desde una pobre celda del monasterio de Alba de Tormes, volaba al cielo Teresa de Jesus, aquella monja carmelita a la que cierto personaje de su epoca lla mó desdeñosamente: "Fémina inquieta y andariega".

El tiempo no ha logrado borrar las huellas de los pies descalzos de aquella monja andariega, que ha marcado los terruños de España como lo de tantas almas, en especial la de sus hijos, que hoy celebramos con júbilo el aniversario de su partida; de su entrada al cielo, de su anhelada ruptura del velo para el Dulce Encuentro! BENDITA SEAS MADRE QUERIDA...Gracias por todo lo que nos dejaste, sigue acompañandonos y aviva la llama de nuestro corazon teresiano para que podamos seguirte y encontrarnos como vos, en brazos del Amado!

lunes, 11 de octubre de 2010


Por dos veces la Santa Madre ha tenido una experiencia mística de las primeras palabras del Cántico de María, el "Magnificat" (Relación 29,1; 61), que según el testimonio de María de San José con mucha frecuencia "repetía en voz baja y en lenguaje castellano"' (Cfr. B.M.C. 18, p. 491).