A sabiendas de que son muchos los lugares en donde se ha hacho lectura comunitaria de su 'Libro de la Vida', y ahora 'Camino de Perfeccion' (y muy bien organizados) nos parece apropiado dedicar este espacio a recordar a Teresa, en su encanto y su figura! Su sentido de la practicidad, su determinacion, su alegria, su carisma, su doctrina...en fin, todos los atributos con que nuestro buen Dios la engalanó y en ella, a todos sus hijos, y a la Iglesia toda. Todo ello, y lo que llevamos en el corazon, como acompañamiento y aporte a este Camino hacia el V Centenario de su Natalicio. Algo así, como una andadura fraterna y gozosa, en la que todos sus hijos, hablando de ella, hacemos que su recuerdo nos refresque el alma, mientras llegamos juntos a Su Fiesta!

ABRAZO EN JMJT!

miércoles, 19 de mayo de 2010

El palomar de Santa Teresa



La Casa-Palacio de los Ahumada, en Gotarrendura, era descanso privilegiado de la nobleza del Siglo XVI, y hoy se conserva un solar cercado, huerta-jardín y el Palomar.

El Palomar y sus palomas marcaron el alma de la Santa abulense hasta llamar palomarcicos a todos sus conventos y palomas a sus monjas.

Santa Teresa heredó por expreso deseo de su madre esta finca, conociendo el cariño que tenía al Palomar. Los primeros textos que se conservan son precisamente los que dirigió a González de Venegrilla, rentero y administrativo del Palomar.

El Palomar es un edificio exento de planta baja y mediana altura, construido con adobe revocado con mortero y mampostería en las esquinas, el tejado vierte a dos aguas. Los tabiques internos son de adobe (de mayor grosor que los de otros palomares), con nidales semicirculares y remate inferior de madera para protegerlos del continúo roce de las palomas.
*Aún se conserva el llamado "palomar",con sus nidales auténticos, en los que, con sus manos, cogía Teresa, la hija de Don Alonso, los pichones. Allí los sorprendía acurrucados. Sea por la pequeñez e intimidad de aquel cobertizo de adobes y teja vana, 0 por lo acogedor de las diminutas y acogedoras concavidades, que alberga, lo llamativo es que la futura Fundadora de conventos carmelitanos, los designó pura y llanamente "mis palomarcicos".


¿Cómo iba a pensar aquella niña, con los pichones en la mano, que terminaría ella m
isma haciendo diecisiete "palomarcitos", y que sus palomas blancas y angelicales la llamarían, luego, nuestra santa Madre Fundadora ? Pues en Gotarrendura encontró el símbolo, y lo convirtió en realidad de verdad.


*Nicolás González

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