
La oración, en frase de Santa Teresa de Ávila, es: «Tratar de amistad con quien sabemos nos ama.» En la mente de la gran contemplativa, la condición primera e indispensable para que reine esa amistad entre Dios y el alma es, por parte de ésta, una fe firme, inquebrantable, en el amor de Dios hacia ella. Fe divina que le infunde la seguridad, la certidumbre de ser amada por el Todopoderoso.
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